Washington felicita al nuevo presidente del país árabe, Hasán Rohani, y habla de una «apuesta por el cambio» en la región
La Casa Blanca dio ayer la bienvenida al cargo al nuevo presidente de Irán, Hasán Rohani, en el día de su toma de posesión. «Felicitamos al pueblo de Irán por hacer oír sus voces en las elecciones de Irán», indicó en un comunicado Jay Carney, secretario de prensa de la Casa Blanca. Carney señaló que la victoria de Rohani supuso unaapuesta de los iraníes por el cambio, tal como el mismo clérigo había destacado, por lo que Estados Unidos espera que la presidencia de Rohani suponga la puesta en práctica de políticas distintas, lejos de la confrontación con la comunidad internacional.
«Hacemos notar que el presidente Rohani reconoció que su elección representaba una llamada del pueblo iraní al cambio, y esperamos que el nuevo Gobierno iraní hará caso de la voluntad de los votantes mediante decisiones que lleven a una mejor vida para el pueblo iraní», añadió el comunicado. Según Carney, la inauguración presidencial de Rohani «presenta una oportunidad para Irán de actuar rápidamente para resolver la profunda preocupación de la comunidad internacional sobre el programa nuclear iraní».
En su mensaje, Estados Unidos expresa su disposición a tender la mano a Teherán, lo que llevaría a levantar las sanciones impuestas a ese país, si la nueva política gubernamental revisa la actitud de los últimos años. «Si el nuevo Gobierno escoge implicarse sustantiva y seriamente en cumplir las obligaciones internacionales y encontrar una solución pacífica a esta cuestión, encontrará un dispuesto socio en Estados Unidos», concluyó el comunicado de la Casa Blanca.
Presión internacional
La buena voluntad expresada por Washington supone la reedición casi literal del mensaje que lanzó el presidente Barack Obama a su propia llegada a la presidencia. Aquella mano tendida por Obama, que pretendía marcar un tono distinto al de la Administración Bush, se encontró con la negativa del presidente Mahmoud Ahmadineyada dar marcha atrás al programa nuclear iraní y puso en evidencia cierta ingenuidad del equipo de Obama, que atribuía ciertos males simplemente a la gestión de Bush.
Desde entonces, Obama ha incrementado la presión sobre Teherán, aumentando las sanciones impuestas sobre ese país, en colaboración con la Unión Europea y en gran medida con las Naciones Unidas. No obstante, la oposición de Rusia y la pasividad de China han impedido que el Consejo de Seguridad de la ONU haya expresado advertencias más tajantes sobre el progreso del programa nuclear iraní.
Reacio a fijar una línea roja que Irán no deba traspasar en el proceso de obtención de la bomba atómica, no obstante Obama ha cedido en formulaciones más expresas deseadas por Jerusalén, con el fin demejorar sus relaciones con Israel y poder mediar en unas nuevas conversaciones de paz entre Israelíes y palestinos.
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