Experto en el mundo árabe y mediterráneo, Bernardino León cree que los egipcios no podrán salir de la crisis por sus propios medios
Como representante de la Unión Europea para el sur del Mediterráneo, el diplomático español Bernardino León (Málaga, 1964) ha estado siguiendo desde primera línea los últimos acontecimientos en Egipto, que define como «un callejón sin salida». Mientras viaja incesantemente entre El Cairo, Túnez o Bruselas, prepara su informe para el consejo de ministros europeos de Exteriores que muy probablemente se convocará este miércoles y en el que la jefa de la diplomacia, Catherine Ashton, propondrá medidas de presión para obligar a las partes a negociar, porque, como dice León «si la reconciliación la tienen que protagonizar los propios egipcios, ahora es imposible». Para León, después de su paso por Argelia en los noventa, esta es la segunda vez que afronta una situación similar.
A la hora de definir las responsabilidades del fracaso de este esperanzador experimento que fue la primavera democrática egipcia, León carga tanto contra la mala gestión del dirigente de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi, como contra esa parte de la Administración, «la justicia, los sectores de la inteligencia, el llamado “estado profundo” que están en contacto con el viejo régimen de Mubarak y que fueron tomando decisiones determinantes que explican lo que ha pasado, más allá de las carencias de la gestión de Mursi».
-Pero Mursi y los Hermanos Musulmanes eran los principales responsables de la gestión del país.
-Sin duda, Mursi ha cometido errores muy graves. Los Hermanos no estaban preparados para dirigir e
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